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Epilepsia

La epilepsia afecta alrededor de 65 millones de personas en el mundo y es la afección neurológica grave más común.

Los pacientes epilépticos sufren crisis recurrentes debido a un exceso de actividad eléctrica en una región del cerebro (epilepsia parcial o focal) o en todo el cerebro (epilepsia generalizada). Las crisis pueden adoptar muchas formas, como la pérdida de sensibilidad, espasmos musculares, movimientos anómalos y alteración o pérdida de la conciencia, que puede ser breve o prolongada.

La epilepsia aparece con más frecuencia en la infancia y la adolescencia, de hecho un gran número de pacientes presentó su primera crisis antes de los 18 años. normalmente en los recién nacidos o en los niños pequeños pero también puede Puede manifestarse por primera vez en la edad adulta, incluso en los mayores de 65 años (habitualmente después de una lesión en la cabeza, un tumor cerebral o un accidente cerebrovascular). En seis de cada diez nuevos casos se desconoce su causa.

Tener epilepsia comporta una enorme carga para el propio paciente y para sus familias, dado que implica una serie de dificultades a nivel social, laboral, y de la vida cotidiana.

El impacto de las crisis epilépticas sobre el paciente puede se muy variable y depende de muchos factores. Determinados tipos de crisis pueden ser experiencias especialmente embarazosas e incluso potencialmente peligrosas. En muchos casos la epilepsia se ha asociado a dificultades en el aprendizaje, lo que es especialmente preocupante en la infancia y adolescencia. El embarazo es una mujer con epilepsia plantea una serie de aspectos importantes, que requieren un especial manejo, aunque con un cuidado preciso se puede esperar un resultado favorable en una amplia mayoría de casos.

La epilepsia puede provocar daños cerebrales e incluso la muerte.

Por todos esos motivos es muy importante disponer de un tratamiento farmacológico eficaz y adaptado a las necesidades y preocupaciones del propio paciente.

En muchos casos, la epilepsia sigue siendo una enfermedad poco entendida. Incluso hoy en día, el estigma de ser epiléptico puede hacer que la gente te evite y puede ser difícil hacer amigos, encontrar trabajo o encontrar un lugar donde vivir.

 

 

El tratamiento de la epilepsia

El objetivo final del tratamiento de la epilepsia es eliminar las crisis. Con el tratamiento antiepiléptico adecuado, siete de cada diez pacientes epilépticos pueden no volver a padecerlas.

Las crisis epilépticas son originadas por un desequilibrio electroquímico en el cerebro. Los fármacos antiepilépticos intentan restaurar el equilibrio de los neurotransmisores (sustancias químicas) en las neuronas cerebrales responsables del exceso de actividad eléctrica y las crisis. Tienen distintos mecanismos de acción, y algunas personas tienen que tomar más de un fármaco para controlar las crisis.

Algunos antiepilépticos clásicos pueden causar efectos secundarios graves, pero algunos de los antiepilépticos de nueva generación producen menos efectos secundarios.

Los pacientes epilépticos deben consultar a un especialista al menos una vez al año para saber si están tomando el medicamento adecuado. De ese modo pueden controlar sus crisis, y por tanto su vida.