Artritis reumatoide

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad progresiva que provoca una inflamación crónica en las articulaciones. Generalmente afecta a las articulaciones más pequeñas del cuerpo, como son las articulaciones de los dedos de las manos, las muñecas, los dedos de los pies y otras. Sin embargo, la naturaleza sistémica de la enfermedad significa que también puede afectar a todo el cuerpo, incluidos los órganos internos y el aparato circulatorio.

La AR es una enfermedad de las llamadas autoinmunes, en la que el cuerpo es atacado erróneamente por su propio sistema inmunitario. En la AR la inflamación afecta al tejido que rodea las articulaciones, conocido como membrana sinovial. Esto provoca la inflamación y la lesión del cartílago y los huesos de las articulaciones recubiertas por esta membrana.

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Estamos ante una enfermedad que puede ocurrir a cualquier edad, aunque es más habitual en personas a partir de los 40 y los 60 años. Además, las mujeres tienen tres veces más probabilidades de verse afectadas que los hombres. Sin embargo, se desconoce la causa exacta que provoca esta enfermedad jugando un papel fundamental los factores genéticos, ambientales y hormonales.

Entre los principales factores ambientales, los especialistas consideran que son, generalmente, desencadenantes de origen vírico o bacteriano, además de otros específicos como el tabaco que aumenta significativamente el riesgo de desarrollar artritis reumatoide.

Un diagnóstico temprano es fundamental para frenar el avance de la enfermedad con el tratamiento más adecuado. Entre los signos visibles y los síntomas de la AR se deben tener en cuenta: 

• Rigidez articular
• Inflamación y dolor de las articulaciones
• Enrojecimiento y calor en el área afectada
• Deformidad de las articulaciones
• Reducción de la movilidad

En la actualidad, no existe una cura para la artritis reumatoide, por lo tanto, los objetivos que se persiguen con el tratamiento es el control de la enfermedad, centrando los esfuerzos en el control de la progresión, proporcionar alivio para el dolor y reducir la inflamación, al tiempo que se tratan de prevenir daños y deformidades en las articulaciones, manteniendo sus funciones y evitando la discapacidad.

Dependiendo del nivel de gravedad y el estadío de la enfermedad, se pueden usar diferentes tipos de terapias farmacológicas por sí mismas o en combinación con otras. Éstas son:

• Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE)
• Analgésicos
• Fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME)
• Y terapias biológicas.

UCB cuenta con un servicio especializado para dar apoyo tanto a pacientes como a profesionales sanitarios durante su tratamiento, en aquellas enfermedades en las que la compañía está trabajando. Para tener más información sobre artritis reumatoide visitar UCBCares Enfermedades Reumáticas.